Roque de Antequera |
Introducción:
Antequera es uno de esos reductos del Parque Rural de Anaga donde sólo
se puede llegar en barco o caminando, lo cual lo ha protegido de la
masificación existente en otros lugares. Linda al noreste con la Reserva
Natural Integral de Ijuana, Barranco de Anosma, Roque Bermejo y el Faro de
Anaga; al norte con La Cumbrilla, Las Bodegas y Chamorga; al suroeste se
encuentra Igueste de San Andrés y la antigua Estación Marítima de Señales El
Semáforo. Lugar ideal para disfrutar de la playa y la Naturaleza. En esta ocasión vamos a realizar una ruta más larga de lo habitual, ya que no vamos a subir por el cementerio. En esta ruta de hoy ascendemos por el Camino de Los Abades, Cruce de El Sabinar y descenso hacia la Playa de Antequera. El regreso lo haremos por Los Atalayeros haciendo una ruta circular.
Como
llegar:
Desde
la Playa de las Teresitas nos dirigimos a Igueste
de San Andrés por la carretera de la costa. Dejamos atrás el Barrio de El
Suculum, la Playa de Las Gaviotas, la cual ha sido remodelada recientemente, la Playa El Balayo y llegamos a nuestro
destino después de recorrer 5 kilómetros por la carretera TF – 121. Dejamos el
coche cerca de la parada de la guagua, sin obstruir el giro que realiza el bus al
final del trayecto.
Playa de Antequera |
Itinerario:
Salimos pronto para aprovechar el día, cuando son las 07:20 horas. Subimos por la
carretera asfaltada para conectar con el Camino
Hoya de Los Juncos el cual nos lleva por el margen derecho del Barranco de Igueste. Descubrimos varios
patos nadando en las charcas a primera hora de la mañana.
Charca con patos |
Después de recorrer
400 metros, atravesamos el cauce y el camino nos lleva al margen izquierdo; el
cambio de cauce se convierte en habitual todo el trayecto y las escaleras de
acceso a las casas nacen desde el mismo cauce del barranco. En ambos lados se
pueden apreciar tierras de cultivo, fincas muy bien cuidadas con plataneras,
aguacateros, mangos, papayas y papas. Un verdadero vergel. Alcanzamos una desviación a la derecha, Camino
del Pedregal, señalizada como sendero, pero seguimos de frente para
observar unos patos y unas palomas en las charcas próximas. Un poco más
adelante nos encontramos el inicio del antiguo sendero con el cartel indicativo de Lomo de Las Casillas, una variante de nuestra ruta de hoy que se bifurca en el Cruce de El Sabinar. Este tramo está en desuso debido a que la vegetación ha invadido el sendero. Volvemos un poco más atrás y subimos el tramo hormigonado para enlazar con el empinado
sendero Camino de Los Abades.
Inicio del sendero hacia el cruce de El Sabinar |
Cobertizo en el Camino de Los Abades |
Llegamos a una zona de cardonal – sabinar donde hay
un cruce de caminos, conocido como Cruce de El Sabinar: a nuestra izquierda se encuentra el sendero que nos lleva al Caserío de Las Casillas y a la derecha el sendero que nos baja por Barranco de Antequera hasta la costa; en este
punto estamos situados a 468 metros de altura y hemos recorrido 4 kms. desde
nuestra partida.
Señalización en el cruce |
Buscamos el
sendero que está señalizado con mojones de piedras y bajamos por el margen
derecho del Barranco de Antequera,
donde debemos tener cuidado con las piedras sueltas, la tierra resbaladiza y la
fuerte pendiente. Hacemos un alto en una arboleda que nos proporciona sombra,
para beber y reponer fuerzas.
Descenso del Barranco de Antequera |
Reanudamos la marcha y nos topamos con una enorme
tunera de 2,5 metros de altura que parece la dueña del lugar. Al llegar al
fondo del cauce, donde el agua ha erosionado el terreno a su paso, avanzamos
saltando de piedra en piedra. El camino nos lleva de un lado y otro del
barranco hasta que perdemos el sendero. Seguimos bajando por el centro del
cauce, donde se complica el avance en algunos tramos. Posteriormente
conseguimos retomar nuestra ruta por el margen izquierdo, a la altura de una
frondosa y enorme higuera . A medida que avanzamos la vegetación se ha vuelto
más densa por la acumulación de agua en el suelo de esta zona, donde aparecen
tierras de cultivo abandonadas. Vemos las primeras gaviotas, por lo que intuimos que la costa no puede esta
lejos; en pocos minutos divisamos una panorámica estupenda de la Ensenada de Antequera.
En vísperas de Semana Santa, la playa y el
fondeadero se encuentran bastante concurridos. Nos acercamos hasta unas construcciones
abandonadas y semiderruidas en el Roque
de Antequera, las cuales servían como lonja de pescado y, posteriormente,
para avituallar a las excursiones que se acercaban hasta este lugar. También
visitamos su pequeño muelle, de 25 metros de largo, aproximadamente.
Muelle de Antequera |
Nos dirigimos hacia el centro de la playa para tomar un camino ascendente que,
por los acantilados de la costa, nos lleva al Barranco de Zapata. Este tramo requiere máxima atención para
no resbalar y precipitarnos por los acantilados. No es peligroso, pero si
debemos extremar las precauciones. Pronto llegamos a la Playa de
Zápata y vemos el tremendo ascenso que nos espera, una hora aproximadamente. Sin lugar a dudas, la parte mas dura del camino. Nos llenamos
de paciencia, buscamos los mojones y empezamos a subir. Antes de coronar la
montaña existe un sendero que la cruza longitudinalmente. Para llegar a este
punto debemos subir por el margen izquierdo del barranco, llegar a un saliente
rocoso que se encuentra en la parte alta, antes del grupo de palmeras que divisamos
a la derecha del cauce. Una vez en el citado sendero, tomamos hacia la
izquierda, para alcanzar la cresta que nos deja a los pies de la Atalaya de Los Ingleses o Casa de Los Atalayeros.
La Casa de los Atalayeros es una construcción que servía de residencia a las
personas encargadas de hacer señales al Puerto y a los barcos que navegaban
cerca de la costa, la cual se dejó de utilizar cuando se construyó El Semáforo; éste se encuentra en los
acantilados, unos centenares de metros más abajo.
Iniciamos un prolongado descenso entre tierra rojiza por la pronunciada pendiente. Si vamos bien de tiempo, en el cruce, giramos a la izquierda que
nos lleva a visitar la Estación Marítima de Señales de Igueste de San Andrés, popularmente conocida como El Semáforo.
Dicho enclave se encuentra en los Acantilados de La Atalaya, en estado de abandono y con grandes desperfectos en su interior (pintadas,
hogueras, muros derruidos y puertas rotas). Singular edificio que servía de
comunicación entre los barcos y el puerto de Santa Cruz de Tenerife mediante un
sistema de señales con banderas. Esta construcción, todo un coloso del tráfico
marítimo internacional, con un sistema único en las islas, está abandonado a su
suerte. El edificio pertenece al Estado y por encontrarse en dominio público
marítimo – terrestre, las entidades privadas poco pueden hacer. Desde nuestra
atalaya podemos admirar unas impresionantes vistas de Antequera, el Puerto de Santa Cruz de Tenerife e Igueste de San Andrés.
Hoya del Molino |
Volvemos
sobre nuestros pasos, conectamos con el sendero descendente PR TF 5.1, pasamos por El Roque sobre Hoya del Molino y en menos de una hora llegamos a los vehículos.
Observaciones:
La flora que
hemos observado está compuesta por palmeras, cardones, tabaibas, higueras,
dragos, piteras y fayal – brezal. También hemos podido apreciar cultivos de mangos y papayas. La fauna
está representada por gaviotas, lagartos, palomas, cabras, mirlos, patos y un
largo etcétera. La ruta es circular, la distancia recorrida está en torno a los 13 kms y el tiempo estimado de ejecución depende de las horas que nos quedemos en la playa, pero pueden ser sobre 5:30 horas. También podemos quedarnos más tiempo en la playa y volver en el watertaxi de Nivaria - 697271850.
Playa de Zapata |
En la Punta
de Anaga existen lugares donde todavía no ha llegado el tráfico rodado ni las
carreteras y éste es uno de esos lugares. Sólo se puede acceder caminando o en
barco.
También existe una
leyenda sobre las calas de Punta de
Anaga, referente a unos tesoros escondidos por un pirata tinerfeño llamado Amaro Pargo, el
cual acechaba a sus presas desde estos acantilados:
cuentan
que el capitán Amaro Rodríguez Felipe, popularmente conocido como Amaro Pargo, nació el 3 de Mayo de 1678 en La Laguna. Su infancia y
juventud transcurrió influenciada por el auge de la piratería y el pillaje en
las costas isleñas, por las cuales navegaban barcos ingleses, franceses,
portugueses y holandeses que hacían las rutas comerciales. Entre realidades y leyendas podemos decir que fue
comerciante, corsario, pirata y una persona muy devota. Pero esta historia la dejaremos para otra ocasión.
Playa de Antequera |
SANTA CRUZ DE TENERIFE
A 01 DE ABRIL DE 2012
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