Introducción:
La ruta de hoy nos lleva al Parque Nacional
del Teide, uno de los mas visitados de España, donde el Volcán Teide es la
principal atracción. En sus laderas se pueden observar lenguas de lava, fruto
de antiguas erupciones. En una de estas pendientes, en la cara sur, se
encuentra una gruta denominada la Cueva del Hielo. Esta cavidad está
ubicada a unos 250 metros por encima del Refugio de Altavista (3260 msnm),
antiguamente denominada Estancia de Los Ingleses.
Como llegar:
Subimos
la autopista TF - 5, por el tramo que conecta Santa Cruz de Tenerife con el
Municipio de La Laguna, hasta la rotonda Padre Anchieta. En este punto
enlazamos con la carretera TF – 24, la cual nos lleva por la dorsal de La
Esperanza hasta el cruce de El Portillo, situado en el kilómetro 43. En el
citado cruce de El Portillo tomamos la carretera TF – 21, a la izquierda, la
cual sube desde el Municipio de La Orotava, y nos detenemos en Montaña Blanca,
en el punto kilométrico 40,7. Dejamos el vehículo en el aparcamiento existente
en la zona.
Itinerario:
(12,43 h.) Desde el parking tomamos el empedrado Sendero nº 7 – Montaña
Blanca / Mirador de La Fortaleza. Pasamos por Montaña Rajada teniendo a nuestra
izquierda la “pumita” o piedra pómez de Montaña Blanca (2748 msnm) invadiendo
la senda. En pocos minutos
divisamos, al fondo, La Fortaleza:
cadena montañosa que simula un
fortín. A nuestra derecha encontramos El Portillo y a nuestra espalda, la Montaña de Guajara con 2.715 metros de altitud. Nos
encontramos con el cruce del Sendero nº 6 – Montaña de Los Tomillos, que baja
hasta el Centro de Visitantes El Portillo y tiene un ramal del Sendero nº 22 –
Lomo Hurtado, el cual nos lleva hasta la Degollada del Cedro. Seguimos en
ascenso por la pista de tierra para situarnos a 2.630 metros de altitud, en el
sector conocido como los Huevos del
Teide, aunque su nombre científico es Bola de Acreción: se forman al
desprenderse trozos de lava de la lengua madre y rodar hasta solidificarse en
forma de esfera. Reanudamos la marcha y llegamos a la parte dura del camino,
situada a 2.729 metros, en el punto ubicado entre la cima de Montaña Blanca y
la base del Teide, conocida como Lomo Tieso.
(13,49 h.) Iniciamos el ascenso por un camino en zigzag, con
mucha piedra suelta ocupando el sendero. En la cota de 2.930 m. hacemos un alto
y observamos, a los pies de Montaña Blanca, un lago de lava el cual se
solidificó en este punto al no encontrar camino por donde discurrir. Pronto alcanzamos
una zona con muchos arbustos, donde ya nos cuesta seguir el ritmo vivo con el que
comenzamos la caminata, debido a la altitud en la que nos encontramos: 3000
msnm. El camino discurre entre Tabaibas del Teide. Tenemos el Refugio de Altavista a 260 metros, en vertical, sobre nuestra
posición actual.
(14,38 h.) Continuamos nuestro ascendente camino y llegamos
al Refugio de Altavista, situado a 3.260 metros de altitud sobre el nivel del
mar, y hacemos un descanso para reponer fuerzas y beber agua. También
observamos, al fondo, el Circo de Las
Cañadas, Montaña de Guajara, Montaña Pasajirón, Roque de La Grieta, Montaña
Mostaza, el Observatorio Astrofísico del Teide e innumerables relieves
geográficos. Reanudamos la marcha y las piernas se vuelven pesadas, nos falta
el aire y nuestro ritmo es mas lento. También recordar que debemos llevar
protección solar, gafas de sol, crema de labios, gorra y agua suficiente. Nuestro
próximo objetivo es visitar la Cueva del Hielo, la cual se encuentra a 300
metros de distancia, aproximadamente, de la meseta de Altavista. Seguimos
subiendo por el empinado sendero y, después de una curva en zigzag, encontramos
un camino que no está muy bien señalizado; debemos ir con cuidado para no
pasarnos los mojones que marcan la senda. La cueva se encuentra vallada con
cadenas para evitar caídas accidentales. Bajamos por la escalera metálica, de
unos nueve metros de longitud, para encontrarnos varios montones de nieve en
pleno mes de julio*.
(16,32 h.) Salimos de la cavidad y continuamos ascendiendo
hacia el cruce del Sendero nº 11 que conduce a La Rambleta, lugar donde está
ubicado el Teleférico. Visitamos el
Mirador de La Fortaleza que se encuentra a pocos metros, y partimos hacia la
mencionada Rambleta. En este lugar hay baños - vestuarios para los visitantes y
también está ubicado el puesto de control de acceso al Pico Teide; el acceso es
restringido y se debe solicitar permiso en la web del Parque Nacional del
Teide. Subir hasta el Pico nos lleva 20 minutos, destacando de su cráter las
emanaciones de “azufre” en color gris – amarillo. En este punto las vistas son
impresionantes y la sensación de frío se acentúa aun más, por lo que debemos ir
prevenidos. Realizamos algunas fotos y emprendemos el regreso.
Observaciones:
Aunque el
sendero no presenta peligro, no es conveniente ir con niños por lo duro que se
presenta el camino. En cuanto a la flora, destacar las Tabaibas del Teide y los
esqueletos de los Tajinastes Rojos (endemismo que, cuando es la época de
floración, su belleza es inmensa). Por la acción del pastoreo en esta zona, los
Tajinastes estuvieron a punto de desaparecer; esta actividad está prohibida en
la actualidad. Recorrimos una distancia de 16 kms, empleando 8 horas. Alcanzamos el vehículo siendo las 19,58 horas.
*Asunto relacionado:
Resumen de la información encontrada en internet sobre la Cueva del
Hielo.
“En el Refugio de Altavista
se dejaban las mulas y los operarios se trasladaban hasta la Cueva del Hielo,
extraían el hielo en bloques, que se forraban con sacos y helechos, para
posteriormente trasladarlos a hombros hasta la pequeña meseta de Altavista. En este punto se cargaban en las
mulas para luego ser llevado hasta las poblaciones. Esta cueva, que en realidad
es parte de un tubo volcánico que se ha
hundido, quedando un hueco por el que se desciende hasta el
fondo de la misma. Está situada a unos 3.500 metros de altitud, tiene unos 55
metros de longitud, 9 metros de altura y unos 15 metros de ancho.
La nieve se explotaba en Tenerife desde mediados del siglo
XVIII, utilizándose para el consumo y para el comercio. El aprovechamiento
de la nieve para fabricar hielo, permitió que se pudieran
conservar alimentos, hacer bebidas frías o incluso helados. El
negocio de la nieve era rentable principalmente en verano. Las neverías eran los puntos de venta de nieve y hielo
o de productos que la contenían, por lo que era común que
estas coincidiesen con cafés, que la comercializaban principalmente en forma de
helados y bebidas frías. Los
neveros eran las personas encargadas de la explotación de la nieve. La
recogían, transportaban y suministraban en la ciudad a los suministradores
minoristas o comerciantes. Dentro de los neveros existían varias
especialidades, los peones, que recolectaban la nieve, los pisoneros que se
encargaban de compactarla dentro de los pozos y los arrieros que la
transportaban en las mulas. Se comenzaba recolectando la nieve superficial en
los puntos más próximos a las poblaciones, aprovechando toda la que se podía
directamente de la depositada sobre el terreno. Esta nieve es la primera que
desaparece por el deshielo por lo que su aprovechamiento era limitado, lo que
obligaba casi a diario tener que subir a mayor altitud para conseguirla. A
medida que la nieve superficial desaparece, esta se conserva mayor tiempo en el
interior de las grietas naturales, aunque eso si a mayor altitud y por tanto
más alejadas de la población.
También se construyeron Pozos de Nieve, realizados por los neveros, consisten en hacer un
pozo de planta más o menos circular (aunque hay alguno con planta
rectangular) con una escalera lateral de piedra. Todo el pozo está anillado de
piedra. A demás de la nieve que pudiera caer dentro por efecto de las nevadas,
los neveros introducían más de la existente en los alrededores, por lo que los
pozos debían construirse en lugares estratégicos. Estos lugares debían estar en
la parte baja de alguna ladera para facilitar el relleno del mismo con la nieve
de los alrededores. En 1857 se solicitó la construcción de 8 pozos (Portillo,
Maja, Caramujo, Llano de la Pieza, Fuente de Las Vacas y Cerrillar) que se cree
nunca se llegaron a construir. Como la nieve superficial y la de las grietas
naturales desaparecía rápidamente, se construyeron los pozos con el fin de
garantizar los suministros a las poblaciones. La nieve guardada en los pozos duraba mayor tiempo
que la del resto, a excepción de la de la cueva del hielo que
duraba todo el año, aunque el problema de esta última era la dificultad para
extraerla y su transporte era más complicado por la altitud a la que se
encuentra la cueva y el tortuoso sendero para llegar. Por tanto la mejor
solución eran los pozos. La nieve era transportada desde los puntos de recogida
hasta La Orotava, La Laguna y Santa Cruz. Además de la que el pozo
pudiese contener directamente de las nevadas, por medio de peones con el uso de
palas de madera y cestas, la nieve de los alrededores del pozo se amontonaba
para introducirla posteriormente en capas en el interior del pozo. El
pisonero era el encargado de compactar la nieve en capas que a su vez
eran distribuidas en filas, utilizando helechos, paja o sarmientos para
separarlas. Una vez lleno el pozo, este se tapaba hasta que llegase el momento
de extraerla (cuando ya no quedaba nieve en el exterior). El fondo del pozo
estaba forrado con un tablado de madera, para permitir el drenaje. La nieve
compactada en el interior de los pozos se llegaba a mantener hasta dos años. La
nieve se transportaba sobre mulas en bloques
a medida de los serones (albarda especial para el transporte de la nieve). Cada
mula transportaba dos cargas de unos 40 Kg de nieve. Los bloques se forraban
con paja, helechos y sacos o mantas. El transporte se realizaba por la noche,
para reducir el riesgo de deshielo de los bloques.
Con la aparición del hielo
artificial sobre 1895, el negocio de los neveros fue desapareciendo,
hasta que sobre 1920 terminó por desaparecer, conservándose únicamente
los restos de los pozos de los neveros, la Cueva del Hielo y la historia”.
SANTA CRUZ DE TENERIFE A 11 DE JULIO DE 2014